Reina Valera Gómez 1Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio de los valles. 2Como el lirio entre los espinos, así es mi amada entre las doncellas. 3Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes: Con gran deleite me senté bajo su sombra, y su fruto fue dulce a mi paladar. 4Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor. 5Sustentadme con frascos de vino, corroboradme con manzanas; porque estoy enferma de amor. 6Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace. 7Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor hasta que quiera. 8¡La voz de mi amado! He aquí él viene saltando sobre los montes, brincando sobre los collados. 9Mi amado es semejante al corzo, o al cervatillo. Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando por las ventanas, mostrándose por las rejas. 10Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven. 11Porque he aquí ha pasado el invierno, ha cesado la lluvia y se ha ido; 12Se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola; 13la higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor: Levántate, oh amada mía, hermosa mía, y ven. 14Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es tu voz, y hermoso tu aspecto. 15Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne. 16Mi amado es mío, y yo suya; él apacienta entre lirios. 17Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o al cervatillo, sobre los montes de Beter. |