Reina Valera Gómez 1Por tanto, Job, oye ahora mis razones, y escucha todas mis palabras. 2He aquí yo abriré ahora mi boca, y mi lengua hablará en mi garganta. 3Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, y mis labios proferirán sabiduría pura. 4El Espíritu de Dios me hizo, y la inspiración del Omnipotente me dio vida. 5Si pudieres, respóndeme: Ordena tus palabras delante de mí, ponte de pie. 6Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho: Yo también del barro soy formado. 7He aquí que mi terror no te espantará, ni mi mano se agravará sobre ti. 8De cierto tú dijiste a oídos míos, y yo oí la voz de tus palabras que decían: 9Yo soy limpio y sin defecto; y soy inocente, y no hay maldad en mí. 10He aquí que Él buscó causas contra mí, y me tiene por su enemigo; 11Puso mis pies en el cepo, y vigiló todas mis sendas. 12He aquí en esto no has hablado justamente: Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre. 13¿Por qué tomaste pleito contra Él? Porque Él no da cuenta de ninguna de sus razones. 14Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; mas el hombre no entiende. 15Por sueño de visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho; 16Entonces revela al oído de los hombres, y les señala su consejo; 17Para quitar al hombre de su obra, y apartar del varón la soberbia. 18Él libra su alma de la fosa, y su vida de perecer a espada. 19También sobre su cama es castigado con dolor fuerte en todos sus huesos, 20que le hace que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave. 21Su carne desfallece hasta no verse, y sus huesos, que antes no se veían, aparecen. 22Y su alma se acerca al sepulcro, y su vida a los que causan la muerte. 23Si hubiese con él un elocuente mediador, uno entre mil, que anuncie al hombre su deber; 24Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló redención: 25Su carne será más tierna que la del niño, volverá a los días de su juventud. 26Orará a Dios, y Éste se agradará de él, y él verá su faz con júbilo. Porque Él restituirá al hombre su justicia. 27Él mira sobre los hombres; y al que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado; 28Dios redimirá su alma, que no pase al sepulcro, y su vida mirará la luz. 29He aquí, todas estas cosas hace Dios, dos y tres veces con el hombre; 30Para apartar su alma del sepulcro, y para iluminarlo con la luz de los vivientes. 31Escucha, Job, y óyeme; calla, y yo hablaré. 32Si tienes algo qué decir, respóndeme; habla, porque yo te quiero justificar. 33Y si no, óyeme tú a mí; calla, y te enseñaré sabiduría. |