Reina Valera Gómez 1He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, y oído y entendido mis oídos. 2Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; no soy menos que vosotros. 3Mas yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios. 4Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; todos vosotros sois médicos nulos. 5¡Oh que callarais del todo! Y os sería sabiduría. 6Oíd ahora mi razonamiento, y estad atentos a los argumentos de mis labios. 7¿Habéis de hablar iniquidad por Dios? ¿Habéis de hablar por Él engaño? 8¿Haréis acepción de su persona? ¿Contenderéis vosotros por Dios? 9¿Sería bueno que Él os escudriñase? ¿Os burlaréis de Él como quien se burla de algún hombre? 10Él os reprochará de seguro, si solapadamente hacéis acepción de personas. 11¿No debiera espantaros su majestad, y caer su pavor sobre vosotros? 12Vuestras memorias serán comparadas a la ceniza, y vuestros cuerpos como cuerpos de barro. 13Callaos, dejadme y hablaré yo, y que venga sobre mí lo que viniere. 14¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y pondré mi alma en mi mano? 15He aquí, aunque Él me matare, en Él esperaré; pero sostendré delante de Él mis caminos. 16Y Él mismo será mi salvación, porque no entrará en su presencia el hipócrita. 17Oíd con atención mi razonamiento, y mi declaración con vuestros oídos. 18He aquí ahora, yo he preparado mi causa, y sé que seré justificado. 19¿Quién es el que contenderá conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría. 20A lo menos dos cosas no hagas conmigo; entonces no me esconderé de tu rostro. 21Aparta de mí tu mano, y no me asombre tu terror. 22Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú. 23¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado. 24¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo? 25¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y a una paja seca has de perseguir? 26¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud? 27Pones además mis pies en el cepo, y vigilas todos mis caminos, imprimes marcas en las plantas de mis pies. 28Y el cuerpo mío se va gastando como de carcoma, como vestido que es comido de polilla. |